Cortar los pepinos en rodajas bien delgadas sin pelarlos. Dejarlos en agua y sal durante la noche. Al día siguiente, mezclar ½ litro de agua con ½ litro de vinagre, una taza de azúcar, la sal, la pimienta y la mostaza. Llevar todo al fuego y cuando empiece a hervir, agregar los pepinos previamente lavados. Dejar hervir nuevamente durante cinco minutos y retirar del fuego.
Colar los pepinos para separarlos del líquido, pero no descartarlo; esperar que esté bien frío y después sí mezclarlo de nuevo con los pepinos en un recipiente de vidrio esterilizado y bien tapado. Este truco es muy recomendado para que conserven una textura fuerte y jugosa.